El Nacional — Caracas: Martes 2 de Mayo de 1967
Ciudad Bolívar, 30. (Esp.).
Hay personas interesadas en penetrar el Archivo Histórico de Guayana, no
con fines investigativos, sino con el objeto de apropiarse de alguna de las
cartas originales suscritas por Bolívar entre los años de 1818 y 1821, de
cuyo Archivo han sustraído 14 tomos de expedientes.
El anciano Rafael Silva, de 72 años de edad, expresa así el celo con que
guarda las llaves y sostiene la vigilancia del cuarto donde reposan, en
improvisados estantes, los legajos de documentos que datan desde que Guayana estuvo
en poder del brigadier Miguel de La Torre y del gobernador Lorenzo Fitz-Gerald.
Estos documentos estaban aneriormente en el Archivo del Palacio de
Gobierno y no se explica cómo pueden estar hoy en manos del Concejo Municipal
del Distrito Heres y, lo que es más grave, en un estado total de abandono.
El señor Silva, un acucioso archivero nacido en Caracas, ha servido
durante muchos añosa la Gobernación, pero sólo lleva tres en el
Concejo Municipal, donde ha logrado un orden extraordinario, pese a los
escasos recursos, con la documentación municipal, pues cuando él llegó allí,
aquello era un verdadero desbarajuste. Pero la organización y catalogación
de la documentación histórica de Guayana la realizó Ricardo C. Pardo,
investigador y miembro' de la Sociedad Bolivariana, enviado el año pasado con
este fin por el entonces ministro del Relaciones Interiores, doctor Gonzalo
Barrios.
Silva. el archivero municipal, concedió ayer una oportunidad a este
corresponsal para constatar una información recogida en Relaciones Públicas de
la Legislatura referente a la falta de cuido y protección de la documentación
histórica, hecho referido en tono alarmante en la Academia Nacional de la Historia
por José Antonio Calcaño y al cual hace mención en una carta dirigida por el
señor Alfredo Boulton al señor Rafael Durand Rondón en la Asamblea
Legislativa.
—Lo que usted va a ver ahora —dijo el archivero municipal sacando un
manojo de llaves del bolsillo al tiempo que caminaba de un sótano hacia la
parte alta—estuvo hasta hace poco tirado en un rincón húmedo y reducido, lleno
de hongos y polillas. El señor Pardo --continuó— fue quien lo rescató,
haciéndole una limpieza cuidadosa a cada legajo y organizó cronológicamente los
expedientes comprendidos entre los años 1821 y 1880. Naturalmente que todo no
está a salvo, hay varios legajos que ameritan trabajo inmediato de
restauración.
El Archivo Municipal se halla en el sótano y el cuarto donde está la
documentación histórica de Guayana se halla en la parte de arriba del edificio
donde funciona el Concejo, en el lado sur. Es un cuarto aparentemente maltrecho
y sin ninguna protección. La puerta de entrada está asegurada con un candado
endeble, el techo acusa manchas de filtraciones y las ventanas que dan a la
calle presentan los vidrios rotos. Los legajos de expedientes están colocados
en forma superpuesta sobre largos tablones que ocupan todo el espacio del
cuarto, montados sobre cajones y otros parapetos que tratan de protegerlos de
la humedad del piso.
El señor Silva explicó que se ha constatado la sustracción de 14 tomos
de expedientes de los años 1817. 1818, 1819 y 1820, los cuales, según una
referencia, fueron entregados en 1916 al coronel Julio C. .Monagas. También faltan
los expedientes de 1821 y 1827.
El corresponsal- preguntó al archivero si tenía conocimiento de que una
honorable señora de esta ciudad heredó un legajo conteniendo veinte cartas
originales del Libertador y las cuales se presume fueron sustraídas del Concejo
Municipal.
El señor Silva contestó no tener conocimiento de ello, pero se tiene
entendido que el señor Joaquín Martínez, artista que restauró la Casa de San
Isidro y quien trabaja también en Caracas en la restauración de la Cuadra
Bolívar, estuvo en esta ciudad haciendo una indagación sobre el particular.
—Ahora —dijo reflexionando luego de una pausa— yo creo que a pesar de la
inseguridad de este cuarto, será muy embarazoso sustraer documentos de esta
pieza, ya que los más importantes han sido microfilmados. No obstante —agregó—
hay personas que vienen aquí con fines investigativos, pero yo creo más bien
que es para ver cómo se ponen en alguno de los originales suscritos por
Bolívar.
—¿Acaso quedan todavía documentos suscritos por el LIiberta dor?
El señor Silva adopta un gesto afirmativo y explica que el señor
Ricardo Pardo microfilmó el año pasado cartas originales suscritas por Bolívar
entre los años 1818 y 1821 para incorporarlas a la colección de "Escritos
del Libertador", obra encomendada a la Sociedad Bolivariana de Venezuela
por Decreto de la Presidencia de la República No. 803
del 23 de julio de 1962.
El corresponsal no pudo ver en la rápida visita los legajos donde están
esas cartas de Bolívar; sin embargo, vio que rótulos de voluminosas carpetas
se refieren a documentos sobre límites de Venezuela con países vecinos, la Guerra
Federal, Revolución Azul, decretos sobre monedas, billetes etcétera.
En un cuarto contiguo existen tres poltronas con espaldar y asientos de
mimbre, un tanto dañadas, y que según Silva pertenecen al conjunto de muebles
usados durante las sesiones del célebre Congreso de Angostura.
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