Ciudad Bolívar, 23.07.67 (Especial).
El Ministro de Fomento de Venezuela
doctor Luis Hernández Solís, insistió anoche, al inaugurar en
ceremonia especial la Primera Asamblea Nacional de la Unión de
Industriales y Artesanos (Uniarte), en que la meta obligada de Venezuela es conseguir
un desarrollo económico independiente, autosostenido y autónomo, para lo cual
es necesario a cabo una
política económica
audaz, agresiva, donde el Gobierno asuma el papel central de planificador y conductor del
desarrollo.
El Ministro habló ante 150 delegados de
Uniarte y un número igual
de observadores y personalidades invitadas. Antes del Ministro intervino
el Gobernador del Estado, Ing. Luis Raúl Vásquez Zamora, para saludar y dar la
bienvenida a los convencionistas. El
Gobernador aprovechó la ocasión para destacar la obra del Gobierno
en materia industrial y hacer presente la palpitante
realidad de Guayana en cuanto
a sus posibilidades económicas.
El doctor Luis Hernández Solís habló en su
carácter de Ministro de Fomento y Presidente, tanto de la Comisión Nacional para el
Financiamiento de la Pequeña y Mediana Industria, como del Instituto Venezolano de Productividad. Su
discurso, contenido en diez cuartillas, se limitó a esclarecer criterios de su despacho
con relación a la política de desarrollo industrial del país,
del proceso de industrialización y de lo que se está realizando a través de la Comisión
Nacional para Financiamiento de la pequeña y mediana industria.
"Recientemente
expresé —dijo el Ministro— que la meta obligada para Venezuela es
conseguir un
desarrollo económico independiente, autosostenido y autó nomo, en el sentido
de lograr través de la
diversificación productiva,
el menor grado de vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado
internacional: y, asimismo, de buscar, mediante una
adecuada integración sectorial, un crecimiento balanceado, donde los factores
internos jueguen papel
primordial.
Para conseguir esa meta global que representa el logro de una auténtica
soberanía nacional, se hace
necesario llevar a cabo una política económica audaz, agresiva, donde
el Gobierno asuma —dentro de la mejor y moderna concepción del Estado— el papel central de planificador y
conductor del desarrollo; y, consecuencialmente, realice un conjunto coordinado de medidas en-
caminadas a tal fin. Esta política abarca todo el ámbito
gubernamental, pues
debe cumplirse con todos los sectores de la economía.
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