Ciudad Bolívar, 26/10/1967 (Especial).
Una joven morena empeñada
en estudiar electricidad está
revolucionando el ambiente varonil
de la Escuela Técnica Industrial de Ciudad Bolívar. Se llama Marvelia Guarisma Guzmán, una mujer de 17 años, que dice
sentirse bien entre tantos hombres, unos 1.100, pichones como ella y que
estudian diferentes especialidades en la Escuela Técnica Industrial de Ciudad
Bolívar.
La expresión de "sentirme bien", sugiere la pregunta de cómo, a
la inversa, reaccionaría un hombre estudiando entre un número similar de
mujeres. Pero alguien responde que "sería fatal". La respuesta
intempestiva fue de un estudiante que lleva un brillo de malicia en los ojos.
Cuando esta mañana visitamos la Escuela, Marvelia, menuda y sonriente,
nos pareció una isla en medio de aquel mar de estudiantes con bragas azules en
los talleres del ciclo básico. Aquella única mujer manipulando una herramienta
parecía de veras una diminuta isla que estaba allí, serena, entre un caudal de
brazos.
Hablamos con Marvelia y nos contó que desde pequeña la inquietaban los
relámpagos que partían la noche y se filtraban por las claraboyas y las hendiduras
de los muros de su casa. un día encontró en la revista "Tricolor" la
explicación de este fenómeno por el
que experimentaba cierta mezcla
de confusión, de curiosidad y de miedo. Leyó cómo se manifiesta la
electricidad, cómo a través de los años el hombre ha sabido aprovecharla, cómo
el átomo revoluciona el mundo de nuestros días. Leyó sobre Tales de Mileto,
primer observador de los fenómenos eléctricos, y sobre Luis Galvani, primero
entre los estudiosos de la corriente eléctrica. Cuenta Marvelia, con gracia y
timidez, cómo estas primeras lecturas sobre el fenómeno le fueron alimentado
el propósito de seguir la carrera, pero con tan mala suerte, que luego de aprobar el
sexto grado en 1964, no fue posible ser aceptada en la ETI.
Pero es que existe alguna ley que impida a una muchacha estudiar una
carrera técnica como electricidad en nuestro
país? No, no existe. El actual Director de la Escuela Técnica Industrial,
profesor Pedro Pablo Torrealba, con apenas 20 días en el cargo, discutió la
cuestión con los profesores y sacó en claro que en la Técnica de Caracas
estudian más de 90 mujeres. Entonces no veía por qué Marvelia no .pudiera
cumplir sus deseos.
Efectivamente, Marvelia se ha inscrito y comenzado sus estudios, pero
el Director ha tenido que disponer de erogaciones extras para el
acondicionamiento de un sanitario y un casillero adaptados a los requerimientos
femenino. Asimismo el Director ha dispuesto un ciclo de charlas para orientar
el comportamiento de los varones.
La joven estudiante manifestó que empieza a sentirse como en casa
propia, pero no desconoce que los primeros días son difíciles. Todos se
agrupan, todos se asoman, algunos silban, reaccionan como quien ve algo raro, pero ciertamente dice Marvelia: "Sólo soy una mujer que se siente con iguales derechos y con capacidad suficiente para abarcar lo
que hasta hace poco nos parecía vedado".
—Estoy más que convencida —expresó-- que nací no sólo para cumplir la
maternidad y otros oficios caseros, sino que también, y aunque a muchos les
parezca extravagante, puedo llegar a ser ni más ni menos que una electricista.
Marvelia también está convencida sin duda de que tendrá, como
cualquier alumno regular de la ETI, que pasar por los talleres de ajuste, plomería,
mecánica, carpintería y electricidad, en definitiva. Ya ha comenzado su
primer trabajo, el de poner a escuadra y a fuerza de lima un achatado trozo de hierro,
posiblemente traído de la Siderúrgica. Es un trabajo fastidioso y terco, nada
fácil, por lo visto. Hay en este taller alumnos que pasan los seis meses
batallando con la lima para lograr sobre el metal Un plano simétrico y sin luz
bajo la escuadra.
Las manos de Marvelia, ahora delicadas, pronto sentirán la aspereza del
trabajo combinado con el estudio y su voluntad se irá modelando firme como la
de un hombre. Inquietud hay en estos días en la ETI.
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